Segunda Etapa: Producción del ladrillo

Continuando el proceso, una cinta transportadora conduce la tierra hacia un molino de producción que la compacta otra vez para que pierda la aireación, y éste a la vez tiene un sensor que capta las impurezas que no fueron descubiertas antes, impidiendo que éstas ingresen al aparato, con una alarma que suena en el momento en que un elemento no deseado es detectado y hace que el proceso sea pausado para que ingrese una persona y retire un tramo de aproximadamente 2 metros de tierra de donde se encontraba ese elemento. La producción sigue en la empastadora, una máquina conformada por dos sinfines que humectan la tierra y la transforman en trozos. Esos trozos de tierra humectados ingresan a la extrusora, que se encarga de moldear el ladrillo a temperaturas que van de 60° a 160° aproximadamente. De allí obtenemos un molde de 1 metro de largo, 11,5 centímetros de alto y 6 centímetros de ancho, que pasa a la cortadora, la que se encarga de dividirlo en 4 ladrillos de 24 centímetros de largo cada uno. Una vez listos, son cargados en vagonetas que transportan 800 unidades a la vez, y éstas los llevan al sector de secaderas, denominado “vías de estacionamiento”, donde reposarán por 24 horas para secarse completamente.

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